A mis 17 yo ya tenía encima varios años de terapia. Fue una vez, cuando estaba hablando que me sentía angustiada, que Adriana, mi psicóloga, me preguntó cómo era esa angustia. (Y sí, como buena argentina a mis 17, ese concepto ya existía en mi vocabulario) a lo cual yo respondí muy segura de mí misma, diciendo: «es de color azul muy profundo con puntitos negros».
Creo que esa fue mi primera experiencia con la arteterapia, sin saberlo, sin ni siquiera pintar. Simbolizando una emoción a través de un color y forma.
Mi psicóloga era lacaniana, ergo, ni un lapicito de color había en su consulta, ni yo lo necesitaba. La terapia me iba bien así como era.
Muchas veces, en diferentes momentos de la vida, vuelvo a mencionar este azul profundo con puntitos negros y dentro de mí escucho la misma risita floja que cuando lo dije por primera vez.
Ahora que soy arterapeuta, me acuerdo de esa respuesta que di sobre mi angustia. Pienso que si alguien estuviera haciendo terapia conmigo, y se referiría a su angustia, yo le haría la misma pregunta: ¿cómo es esa angustia? Y le invitaría a que la pintase. Quizás también sería de un azul profundo con unos puntitos negros (o de otra forma). Le invitaría a que mirase más de cerca (la representación de) esa angustia. A ver qué ve.
Le preguntaría que hay en las formas que ha dibujado. Si hubiera también puntos negros, por ejemplo, quizás me respondiera sobre una situación determinada, o que es el rostro de una persona, o algo que ha perdido, que no tiene…
Y así, iríamos profundizando. Seguramente, luego, a medida de lo que fuese expresando, le sugeriría representar otras emociones o haríamos alguna otra técnica terapéutica.
Haríamos juntas este camino.
Y yo, estaría a su lado, acompañándole para mirar esas emociones que, a veces, les tenemos mucho miedo. Y que cuando le ponemos color y forma, se nos hacen más fácil, más ameno, más amoroso.
Terapia Gestalt/Arteterapia
Gabriela Waisberg
Sesiones presenciales (zona sur Madrid)
y on line.
650 06 42 72
